Y no, no es flojera.
Es lo que pasa cuando haces tanto por todo… y tan poco por ti.
No porque el cuerpo esté agotado,
sino porque el alma ya no encuentra sentido en lo que haces.
Te levantas. Cumples. Respondes. Sostienes.
Pero no te sientes presente.
Y empiezas a pensar:
"¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento así si tengo todo para estar bien?"
Pero no lo dices. Porque suena feo. Porque parece ingratitud.
Y callas.
No quieres seguir funcionando.
Quieres volver a sentir.
Porque no se trata de descanso.
Se trata de dirección.
De esa claridad que perdiste en medio de tanto “debo”, “tengo que” y “más adelante”.
Empiezas a olvidarte de lo que soñabas
No sabes si necesitas parar o simplemente desaparecer por un rato
Y aunque todo “se ve bien”, por dentro te sientes sin fuerza
Esto, mujer, no es debilidad.
Es el grito silencioso de alguien que se desconectó de sí misma.
Y lo entiendo. Porque todas hemos estado ahí.
No te voy a decir que renuncies a todo.
No te voy a decir que te reinventes esta noche.
Solo te voy a decir esto:
Vuelve a ti, aunque sea un paso por día.
Y no esperes a estar rota para reaccionar.
Conecta con lo que te hace bien.
Corta lo que te hace ruido.
Y no te disculpes por necesitar espacio.
Aquí, en MAP, ( Mujer de Alto Perfil) no viniste a gritar.
Viniste a leer algo que te recordara lo que ya sabías…
pero estabas evitando.
No estás cansada.
Estás lista para volver.
Si este texto te habló, entonces te entiendo más de lo que imaginas.
Este blog es para mujeres como tú.
Suscríbete, quédate, y sigue leyendo.
Aquí, no tienes que explicarlo todo.
Solo sentirlo.